CONTINUACIÓN DE CÉSAR AIRA: MODERNIDAD

LA MENDIGA
César Aira

Literatura Random House, 2015, Barcelona, 150 páginas.
Leí un breve texto en el que Hannah Arendt describe la libertad como un milagro, no en el sentido sobrenatural de la palabra, sino en el de un hecho que escapa a la cadena habitual de los hechos; el milagro como irrupción, como novedad, como acción. Mientras lo leía, pensé: mientras habla de política, Arendt está hablando de la literatura, del arte; de la posibilidad de transfigurar el mundo. (¿Será que Marx le estaba pidiendo a los filósofos hacer literatura?) Y recordé la ocurrencia que suelo tener desde que leo y mientras leo a César Aira: que la literatura es un pequeño milagro; al menos en sus ficciones. (Pequeño al lado del milagro que es que los aviones no se caigan o que cuando trago comida se cierren mis vías respiratorias.) Entonces tomé el último libro que leí de Aira, La mendiga, una historia familiar, el derrotero de una mujer que llega a ser mendiga y de otra a la que casan con un heredero, y a la vez la trama de una teleserie protagonizada por Cecilia Roth, doctora en la clínica del «más cotizado hacedor de milagros en el campo de la fecundación asistida»... Tomé el libro, digo, y revisé los apuntes que puse en los márgenes; los transcribí, y construí el siguiente texto, mezclado con algunas palabras [puestas entre corchetes] que surgieron de la transcripción, y que ahora encabezo con la expresión si la literatura es:

Si la literatura es un milagro inconmensurable, absurdo; arte, lo nuevo. Si es así, entonces el relato genera la ficción. Luego, ¿puedo ser el narrador omnisciente de mi propio cuento? [¿Puedo equivocarme al relatarme, puedo elegir los hechos, los recuerdos equivocados; por ejemplo, algo que no me paso a mí, pero que me contaron?] Quizás la literatura es política, números, magia, milagro, cosa mental, [pero también, pero a la vez, fuera de la conciencia.] Y en ese caso, ¿qué es el verosímil [algo de lo que habla mucho Aira], y cuánto importa? ¿Todo puede ser verosímil? [¿Lo es la literatura de Aira?] ¿La literatura de Aira es una poética... cuenta cómo se cuenta? [Una literatura como si fuese literatura; o mejor, una teoría como si fuese literatura. Pero tal vez toda teoría y toda literatura son como si fuesen algo; son verosímiles... ¿de qué?] ¿El como si es la certeza cartesiana?, ¿es el pienso luego existo; el creo que, luego existo? ¿Es creer en la propia historia? ¿Esa es la única posibilidad de creer en serio lo que no se cree, lo que no se puede creer? Y entonces: ¿la locura sería pensar (dudar, creer que pienso lo que pienso) y aún así no creer que existo?, ¿la locura es creer que no existo? [Ergo: ¿El cerebro es el límite de la literatura, es mi límite, mi necesidad? ¿Y haciéndome creer, el cerebro, que miro hacia atrás, que recuerdo, en realidad me lleva siempre hacia delante, de accidente en accidente?]

«El ser humano dispone se sus estados de ánimo en un movimiento perpetuo de cambios, disoluciones, trasformaciones... —dice el narrador de La mendiga— La posibilidad de mantenerse indefinidamente en un estado, por ejemplo la duda o el temor, es muy remota. Siempre hay una explicación que aparece como impulso de la mutación. La inutilidad de la vida se revela entera en este movimiento.»

Y también: «Cecilia siempre tenía presente que la gente, cuando llegaba a ella, y para haber hecho el camino entre sus casas y el consultorio, habían desarrollado dos caras: la inmediata y práctica, y la trascendente. Esta última, moldeada en el deseo de inmortalidad, salía a la luz frente a ella, y regía una lengua distinta, una lengua y una mímica que transfiguraban la realidad.» «La expansión caprichosa de la vitalidad.»

Y además: «Cuando había creído que ya no era nada ni nadie, volvía a hacer arte [...]». Y por supuesto: «Podía ser un error, una distracción. Después de todo los guionistas eran humanos [...] Y, por supuesto, podía arreglarse; el verosímil mismo daba excusas para los más extraños giros. Pero no era cuestión de anularlo a la primera ocasión. Se le podía sacar provecho, usarlo como puente, tendido milagrosamente, al otro lado, un puente entre el realismo y la realidad...», «vueltas y revueltas de la realidad».

Y también: «Todos debemos ser normales en alguna medida, y en alguna medida muy grande, para que la vida siga; lo realmente curioso es que lo somos.»

Y finalmente, porque podría seguir transcribiendo todo el libro: «Pero he descubierto que aun lo imposible (creer en serio lo que no se cree) es posible. Uno cree en sus historias, por ejemplo en su propia historia; el cerebro se amolda a la creencia a priori, no a posteriori, y empezamos a pensar una vez completada la creencia... De modo que toda la cuestión está en cultivar nuestras historias, nuestro jardín de historias, que le dan poesía y esperanza a la vida.» Lo que me hizo recodar un capítulo de Gotham, la serie sobre la ciudad de Batman antes de Batman, en el que un científico —un psiquiatra, de hecho— logra resucitar a una persona. Él médico está dichoso, pero su ayudante le hace ver que la idea no es que los muertos resuciten locos, a lo que él responde: «Él no está loco. Es sólo que no sabe quién es. Su cerebro no entiende cómo regresó de la muerte. Está fracturado, tiene recuerdos fragmentados. Lo que ha escrito en la pared son versos de este libro [...] Su cerebro lucha por reconstruir un yo (self) coherente, pero utiliza las partes erradas.» [Literatura moderna: cosa mental.]


------
Por: Juan Rodríguez M.

Nota: Quien quiera puede leer "César Aira o el eterno retorno de lo mismo"
la explicación de que esto se llame "Continuación de...".